miércoles, 30 de julio de 2014

El estremecedor silencio de los bondadosos. Para que triunfe el mal solo hace falta...

Para que triunfe el mal solo hace falta que los hombres buenos no hagan nada.
Edmund Burke, escritor y politico irlandes s. XVII
Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos,
como del estremecedor silencio de los bondadosos.” Martin Luther King s.XX

Entre la frase de Edmund Burke y la de Martin Luther King hay unos doscientos años de diferencia. El sentido de ambas, sin embargo, es muy parecido. Las dos se refieren a un problema que debe de ser tan viejo como la sociedad humana: hay quien hace daño a los demas, eso que con frecuencia llamamos “el mal” y hay quien es inocente, pero no hace nada por evitar que el mal se haga.
Siempre me ha llamado la atencion la version de M.L. King por el uso que hace del adjetivo “estremecedor”. Y en efecto, si lo pensamos, produce escalofrios contemplar como todos vivimos plenamente convencidos de pertenecer al bando de los buenos y como siempre callamos y aplaudimos con discrecion ante los desmanes de los perversos.
La historia de la humanidad no es más que un largo silencio ante los abusos de los poderosos y pora quien abrigue alguna duda sobre ello, se le puede recordar que hemos tenido la suerte de nacer en el siglo XX y por lo tanto de ser testigos cercanos de algunas de las mayores atrocidades de la historia y algunos de los silencios mas clamorosos.
Acontecimientos que deberian de estremecer al mas gelido y que han dejado bien patente la trágica verdad que encierran las dos frases que dan pie a esta reflexion:
Lo peor es el silencio en el que convivimos. Ha habido muchos, demasiados, testigos de crueldades inmensas y no han pestañeado siquiera. Ninguno ha perdido un minuto de su sueño.
Si tuvieramos que movilizarnos ante todas las maldades de nuestro mundo, el dia seria una constante manifestacion y no hariamos otra cosa. Si aprovecharamos cada oportunidad para protestar contra la maldad de los tiranos, no nos bastarian las veinticuatro horas del dia.
Sin embargo, quizas seria suficiente con que aprendieramos que no somos buenos porque creamos serlo y que nuestro eterno silencio nos convierte en complices y por lo tanto en culpables minimos y despreciables, pero culpables al fin y al cabo.
Quizás al sabernos manchados por los crímenes de los perversos, conscientes de una parte infima de culpa ante tantas maldades, entonces hiciéramos algo para que dejaran de cometerse.
La version que se pone en boca de Einstein de la misma cita dice:
El mundo es este desastre que veis, no tanto por los problemas creados por los malvados, como por la pasividad de los justos, que se dan cuenta, pero no hacen nada.”
...Que se dan cuenta, pero no hacen nada. Otra vez: ...que se dan cuenta, pero no hacen nada. El matiz que añade es tremendo.
Pone el acento en que “los justos” si que se dan cuenta, solo que no hacen nada para remediarlo y que eso, es lo que hace este mundo tan desastroso. Quizas, pensaria Einstein, porque aunque los malvados hicieran cosas perversas, si los justos, que son muchos mas, las arreglaran, este mundo no seria tan malo. Es la pasividad de la buena gente la que condena al mundo a ser un lugar horrible.
La version de Einstein no nos deja el refugio de la ignorancia, ni nos permite la ambigüedad de carecer del conocimiento suficiente para diferenciar entre el bien y el mal. No. Afirma que miramos, nos percatamos de lo que ocurre y optamos por no hacer nada. Nuestro silencio, en este caso, es el silencio del complice. El de aquel que por indiferencia o por interes, calla y observa esperando obtener algun beneficio o al menos, no salir perjudicado.
Tengo la sospecha de que el mundo no esta dividido entre “perversos” que ejecutan maldades y “buenos” que las contemplan silenciosos y las padecen.
Mas bien parece que estuvieramos ante un espectaculo pactado:
Los “malos” solo resultarian ser aquellos a los que no les importa mancharse las manos, mientras que el grupo de esos que prefieren llamarse “buenos”, estuviera formado por todos aquellos a los que la suciedad les provoca cierto repelus, pero que en ningun modo desdeña los beneficios que la mierda produce.
Y si nos atrevemos a ser menos prudentes, podriamos incluso suponer que casi cualquiera de los “justos” podría acometer las mismas monstruosidades que los peores criminales, si tuviera la oportunidad y las herramientas y se encontrase en situación de hacerlo. La banalidad del mal ha sido llamado.

La responsabilidad colectiva
Solo si enfocamos las barbaridades de la humanidad en los ultimos años con un sentido de responsabilidad colectiva, podremos comprender como han podido ser cometidas.
Para entender como han sido posibles tantas atrocidades tendremos que reconstruirlas mentalmente no como la culpa de una nacion o de un grupo de individuos, sino como algo en lo que todos hemos participado de una u otra forma, y solo asi podremos llegar a entenderlas realmente.
Es un error pensar que todas las maldades se deben a ciertas personas particulares, sin las cuales nunca hubieran ocurrido y que todos los demas miraban, deseando poner solucion, pero incapaces de hacer nada. En terminos generales y con muy contadas excepciones, aquellos que han ejecutado los peores crimenes no eran distintos de cualquiera de nosotros, solo que ellos estaban alli. Podríamos haber estado en su lugar y quizas habríamos hecho exactamente lo mismo o muy parecido. Eso es quizas lo mas terrible. No es una forma de quitar horror a los actos criminales, sino un intento de comprender que el primer paso para poder rechazar de pleno la maldad, es saberse participe de ella. No sentirla como algo externo y ajeno, sino ser conscientes de que los malos y los buenos somos una misma cosa.
No se trata de compartir la culpa, para asi hacerla mas llevadera, sino de saber reconocer dentro de nosotros, esos gestos minúsculos que podrian terminar desembocando en grandes atrocidades.
Es posible que lo que a menudo nos hace tan letales no solo como individuos, sino tambien como especie, sea el convencimiento que encontramos en cada uno de los miembros de la humanidad de pertenecer al bando de los buenos. Cada persona esta convencida de su bondad como individuo y de que su grupo, fraccion, pueblo o pais es el bueno. Algo asi como decir “puesto que estoy aquí, este es el lado bueno” “puesto que soy de esta nacionalidad, esta es la que lleva la razon” es como si aplicaramos de manera automatica una especie de principio antropico pervertido: “justo el lado en el que yo estoy es el correcto” o bien algo levemente peor: “este lado es correcto porque yo estoy en el”.
Es esa infundada creencia ferviente en estar haciendo las cosas bien lo que nos vuelve tan peligrosos.
Quienes dudan de su bondad o de su razon, consiguen, aunque sea en pequeñas dosis, no ser al final tan malos. Por el contrario, quienes ejecutan las atrocidades mas abominables, suelen encontrar argumentos para considerarse a si mismos buenos y a sus actos justificados y necesarios. No en vano las peores fechorias siempre se han cometido en nombre de los valores mas elevados, Dios o Patria y por personas a las que la mayoria de sus conciudadanos consideraba excelsos y honorables.

Creo que si pudieramos introducirnos en el interior de cada individuo, hasta donde ellos mismos se conocen, seria interesante constatar la minuscula cantidad de personas que, sabiendose mala, siguen obrando el mal a conciencia. Un numero despreciable.
Casi nadie se sabe malo. Eso solo ocurre en la ficcion de baja estofa. A lo sumo, habra quien sospeche no ser bueno y precisamente por esa sospecha es posible que sea mucho mas cuidadoso con lo que hace.
Lo frecuente es ese tipo de persona a quien ni le importa lo que es, ni se va a molestar en preguntarselo nunca. Un psicotico, no se sabe malo, ni tampoco bueno, simplemente no piensa en ello. La mayoria de los psicoticos ni siquiera distingue, en la practica, entre bueno y malo, por la sencilla razon de que no piensan nunca en esas cosas “tan filosoficas”. ¿Cuánta gente se pregunta a si mismos si estan obrando bien o mal? A lo sumo un ligero temblor anecdotico, pura retorica.
¿Cuantos se atreverian a ir un poco mas alla de las disculpas y los tapujos?
Eso si, hay quien se pregunta si esta haciendo bien, solo para poder confirmar lo que ya sabia: “soy bueno”, “yo estoy con los buenos y por tanto lo que hago es bueno”.
Es verdad que resulta mas frecuente quien no se lo pregunta jamas y no por ello es un enfermo mental. Tenemos tan arraigado que solo podemos ser buenos, que la mayoria de las personas nunca llegan a dudarlo. Simplemente lo dan por supuesto:
Estoy aquí, luego este es el lado de los buenos”.

Estoy seguro de que incluso aquellos que se han detenido a pensar en las palabras de Martin Luther King, y en las implicaciones que tienen, han llegado a la conclusion inmediata de que ellos si que eran buenos, aunque quizas tambien se hayan concedido que hayan callado con demasiada frecuencia ante los crimenes de los malvados, pero, al fin y al cabo esa es una debilidad disculpable, se consuelan. ¿cuantos, pensando en la frase, han llegado a la conclusion de que ellos podrian ser parte de esos “malos” a los que les aprovecha el silencio de los “bondadosos”?

Si algun dia comenzara a cundir por todos lados el convencimiento de que creerse “bueno” es un peligrosos autoengaño sin ninguna justificacion, es posible que estuviera cercana la epoca en la que hubiera razones para soñar con una humanidad mejorada.
No creo que eso tenga visos de ocurrir por ahora o en un futuro cercano.
Mientras tanto el mundo se va llenando de gente que cree ser buena y que calla ante las manifiestas maldades de unos pocos que, a su vez, tambien piensan de si mismos que son buenos y que obran por los mejores motivos. Incluso sienten que su “trabajo” beneficia a esa gran masa silenciosa, por la cual se sacrifican.
Si le preguntaramos a cualquier “malvado” todos, sin excepcion, sabrian dar una razon bondadosa, generosa y altruista a sus actos perversos y esas razones serian tan convincentes que muchas de ellas hasta las compartiriamos: Los malvados son expertos en actuar en nombre de Dios, de la Patria, de la Humanidad y hasta de la Ciencia o la Economia, pero siempre con sustantivos grandes y con mayuscula...mayuscula de gravedad, mayuscula de peligro.
Hoy nadie confiesa hacer nada por poder, por dinero, por sexo...no me refiero a lo que dicen, sino a lo que se reconocen a si mismos. Hasta el peor de los tiranos cree estar haciendo las cosas en nombre de algun fin elevado.
Y asi nos encontramos de vuelta otra vez con el “estremecedor silencio de los bondadosos”. Lo que resulta inquietante en las citas de Einstein, de Bruke o de King no es que nos recuerden que hay “bondadosos” y “perversos”, sino como destacan el silencio en el que convivimos y la complicidad en la que nos movemos.
Sospecho que los tres autores, por debajo del sentido obvio de la frase, quisieron recordarnos que no somos tan buenos como nos creemos, puesto que con nuestro silencio ayudamos a que el mal prospere. A menudo resulta comodo creerse ignorante y poder aducir que “no sabiamos nada”.
En materia de bondad y maldad, lavarse las manos con frecuencia no sirve para tenerlas mas limpias.

Pero ¿de que "Maldad" estamos hablando?
¿De los crimenes de Hitler? ¿de la caza de brujas? ¿de las limpiezas etnicas de los Balcanes o de las deportaciones de Stalin? ¿de los Jemeres Rojos?¿de Irak?.
De todas esas enormes, desmesuradas maldades se ha hablado hasta la saciedad, aquí quiero hablar de esas otras "pequeñas" maldades cotidianas y triviales que nos encontramos a la vuelta de cada esquina. Maldades con las que nos topamos cada dia y a las que estamos tan acostumbrados que ni siquiera vemos.
Pensar en grandes situaciones, como guerras, dictaduras, sistemas totalitarios y demas, hace que tendamos a creer que esas son las unicas manifestaciones posibles de la maldad y dado que su escala es muy superior a las de las persona normales, como tu y como yo, todos tendemos a consolarnos pensando que es imposible hacer nada util contra ellas y que todo lo que conseguiriamos intentandolo serian posturas esteticas, sin resultados practicos posibles. Pensar que la maldad se circunscribe a esos ambitos desmesurados, facilita que nos encojamos de hombros y nos sintamos impotentes ante ella y que, por tanto, recurramos al conformista: "asi son las cosas ¿que le vamos a hacer?".
La Maldad parece siempre estar en sitios grandes y lejanos en el tiempo y el espacio.
Sin embargo las mayores maldades empiezan en algun sitio infimo y proximo. A veces en banalidades, en cuestiones que pueden parecer tan triviales, que ni siquiera reparamos en ellas; en gestos minimos y en situaciones con los que convivimos pero que, sumados, van construyendo de manera inexorable un mundo lleno de pequeñas perversiones. Un mundo en el que cuando nos encontramos con algo verdaderamente bueno nos llama la atencion y lo consideramos noticia.
Las grandes campañas racistas comienzan por el silencio ante un unico comentario xenofobo o por reirle la gracia a un estadio de futbol que grita "negro" como si fuera un insulto. Se comienza a perseguir a la gente, cuando no reaccionamos ante un gesto de intolerancia.
El capitalismo salvaje no es una teoria lejana, practicada por grandes corporaciones, anida y esta presente en cada empresa que se aprovecha de un resquicio de la ley para perjudicar a sus trabajadores.
Los atracadores, tironeros, falsificadores, butroneros y ladrones de diverso pelaje no son los unicos delincuentes que se dedican a robar, esos son los que salen en los informativos y en los periodicos, pero alrededor nuestro se mueven chorizos y ladrones que roban con todo el descaro y a los que nadie se le ocurriria llamar nunca ladrones.
Todos conocemos unos cuantos.
Esa es la autentica y omnipresente “Maldad” de la que estoy hablando y la que me parece mas peligrosa, porque suele enquistarse, como un virus, en el interior de cada uno de nosotros, esperando con paciencia el momento de manifestarse y cuando lo hace, no es con un gesto grandioso y unico, lo mas frecuente es que lo haga cuando somos parte de la multitud y cuando los alaridos de la masa nos impiden oir nuestra propia voz.
Hablo de esa maldad cotidiana, que en ultima instancia explica las peores barbaridades.
Hablo de una maldad infima y diaria con la que nos encontramos por doquier y hace que resulte tan estremecedor el silencio de todos los que sin ningun motivo creemos ser buenos.

Joaquin Bretones
Heidelberg – julio 2014

3 comentarios:

Unknown dijo...

Ños, cuándo yo demande a la madre de mi hijo por un régimen de visitas se me hacia muy angosto, muy mortificante el tener que ir a denunciarla por que se le antojaba el no dejarmelo ( no como objeto, entiendaseme cuando me he criado en familia numerosa ) y ni si quiera dos fines de semanas 8 horas antes de cumplir los 3 años... Fue un autentico maltrato psicológica llegando al institucional y no solo del juzgado si no de la mismísima Dirección General de protección al menor y a la famila quien le dio la vuelta a las farsa denuncia de la madre del menor para asi tener que verlo en visitas concertadas y supervisadas en lugar público casi 9 años. No creen ustedes que esto llega al extremo de humillarte como persona y esto lo ven como normal la sociedad.
Se ha llegado a tal dimension de omision en el cuumplimiento de las funciones que se les asignas a estas instituciones publicas que se otorgarán ellas mismas el poder de marginar segun quien tenga la sarten por el mango o la mayor cuña o el redito politico del momento y lo veamos como normal y como norma social...

Unknown dijo...

He estado leyéndole y hay peso en su hablar, no se si el mismo que el mio pero sentimos tener que decir lo que nos ha sucedido porque creemos tener la razón para nosotros y como han ido sucediendo, cronológicamente pero es la que parece tener mayor peso social, lo que diga una madre, pues un hombre no esta hecho para cuidar niños y menos recién nacidos... Siempre he escucha eso pero cuando ves que es todo un montage tienes que denunciar al juez aunque tu abogada... se convierta en el diablo sin saberlo y gracias a las asociaciones de padres pues te ayuda a campear el temporal hasta que el menor ya no es tan menor...

Unknown dijo...

Tambien los jueces son los que generan suciedad pues separan a los hijos de los padres buenos y se generan inadaptados saliendo estos en un alto porcentage...