miércoles, 30 de julio de 2014

El estremecedor silencio de los bondadosos. Razones para callar

Ante la maldad que nos rodea callamos por miedo, por timidez, y por inseguridad, pero sobre todo, callamos para pasar desapercibidos.
Callamos como en ese poema en el que se llevaron a los sindicalistas, a los obreros, a los judios y a los religiosos, y en el que los que no eran ni sindicalistas, ni obreros, ni judios, ni religiosos, no hicieron nada y miraron para otro lado, asi que para cuando les toco a ellos, ya era demasiado tarde.
Tambien callamos solo porque creemos que no sabremos hablar. Por un infantil miedo al ridiculo, miedo a que nos salga un exabrupto o peor aun a que ni siquiera sepamos explicar aquello que querriamos decir con tanta claridad.
Decimos que callamos por prudencia y por discrecion, pero mas bien se trata de miedo a destacar de entre la multitud.
Incluso es una cuestion de costumbre. Callamos porque estamos acostumbrados a callar.
No tememos tanto a las consecuencias de levantarnos y denunciar la maldad, como al ridiculo que podriamos hacer. Estamos seguros de que no sabremos hablar, de que resultaremos pateticos intentandolo, asi que bajamos la cabeza, y cerramos los ojos. Duele pero callamos.
Quisieramos alzar nuestra voz y protestar, no dejarnos pisotear por todo esa gente sin escrupulos. Nos imaginamos levantandonos y enfrentandonos a sus tejemanejes: diciendo "basta ya" y nos sentimos orgullosos de pensar asi. Nos decimos a nosotros mismos "eso es lo que yo haria, pero..." pero estamos seguros de que nadie nos seguira. De que seremos ignorados. De que nuestro esfuerzo y nuestro sacrificio no valdra para nada...
Asi que ¿de que valdra nuestro valor? ¿para que vamos a decir algo que nadie quiere escuchar?.
Y sobre todo callamos por miedo.
Todo esta pensado para enseñar a callar.
Crecemos oyendo “callate”, asi que no es raro que sintamos miedo de hablar.
Nos han educado para que guardemos silencio, para pasar desapercibidos, incluso para que reprobemos al que se atreve a hablar. No es extraño que miremos a nuestro alrededor, como si la cosa no fuera con nosotros; movamos los pies con incomodidad y guardemos un espeso silencio. Este mundo funciona gracias al silencio de la mayoria.
Nos han inculcado el miedo a dejarnos oir, porque si estuvieramos acostumbrados a levantar la voz cada vez que uno de nuestros derechos es pisoteado, o cada vez que vemos como se pisotea a alguien a nuestro alrededor, entonces esto dejaria de ser un lugar comodo para esos que quieren y pueden mandar y mangonear, sea del signo o del color que sean.
Esta sociedad solo es posible, porque se cuenta de antemano con el silencio de todos.
Aqui solo los locos se atreven a gritar
Nos han enseñado a tener miedo de destacar, para que ninguno se atreva a dar su opinion.
Callamos para que no se fijen en nosotros. Callamos porque tenemos la esperanza, vana, de que mientras nos mantengamos en el anonimato, no nos puede ocurrir nada malo.
Es la estrategia de los grandes rebaños de herbivoros en la sabana, o de los bancos de peces. Ser muchos, protegerse con el numero. Esperar que lo malo le ocurra a los demas. Confiar que entre tantos, es mas probable que el leon no se fije en nosotros y devore a otro.
No sobresalir. Si hablas, destacas.
Mejor permanecer callados y confiar en que no nos toque a nosotros...de momento.
A proposito de comparaciones con la vida animal, recuerdo un documental en el que unos leones atacan a una cria de bufalo, que durante unos momentos se habia quedado aislada de la manada. Contra todo pronostico, los bufalos regresan, atacan a los leones, los ponen en fuga y consiguen rescatar a la cria indemne. No es habitual, pero a veces ocurre que alguien se cansa de su papel de victima. Se levanta, se da la vuelta y se enfrenta al agresor.
Lastima que esa reaccion sea tan infrecuente que cuando ocurre nos sorprenda:
"Mujer se enfrenta a un ladron y consigue detenerlo".

El miedo es respetable y en muchas ocasiones util, al fin y al cabo, es un mecanismo de defensa que nos ayudaba a sobrevivir, pero mas alla de un cierto limite, el miedo nos paraliza y nos hace vulnerables. Cuando el miedo se convierte en costumbre, nos vuelve esclavos.

Es decir, que callamos por diversas razones, por timidez, por inseguridad, por costumbre, por miedo...si embargo, todas ellas nos dejan la reconfortante sensacion de vernos a nosotros mismos como buenos. Callados, pero buenos.
Pero ¿Estamos seguros de que somos "los buenos"?.
Y es que tambien se puede callar por indiferencia y por apatia. No se puede decir que sea el silencio de los buenos en absoluto.
Me refiero al silencio que procede de la indiferencia ante el dolor de los demas.
Hay demasiada gente a la que les da igual que los demas sufran. Mientras no les toque a ellos o a los suyos, no les importa el sufrimiento ajeno; simplemente no les afecta.
Esta actitud es mas comun de lo que nos creemos y creo que la confundimos a menudo con el silencio de los que de verdad podriamos llamar “buenos”.
Lo que llamamos el silencio de los bondadosos es, en ciertos casos, quizas demasiados, el silencio de los indiferentes.
Cada cual esta convencido de ser “bueno” y mas o menos, es verdad. Hay que reconocer que personas francamente “malas” son muy pocas. Lo que abunda es la “buena gente” la misma que, llegado el caso, mirara hacia otro lado ante las mayores barbaridades.
“El silencio de los bondadosos” es en la mayoria de los casos, el silencio de los que se encogen de hombros porque creen que la cosa no va con ellos, o al menos esperan que sea asi, mientras sepan guardar silencio y pasar desapercibidos: "a mi no me tocara", "si no me muevo, si no me hago notar, seguro que no se fijan en mi..."
Da igual si hablamos de un sacrificio humano, de echar a alguien por la borda o de despedir gente de una empresa...siempre seran demasiados los que prefieren mirar y callar con la esperanza de que a ellos nunca les toque. La realidad es que no funciona, al final les termina tocando y entonces miran con perplejidad e incredulidad a esos otros que, a su vez, permanecen callados.

Se dice que en el Pais Vasco, en la epoca mas dura de ETA, cuando se mataba un dia si y otro tambien, mucha buena gente miraba hacia otro lado porque estaba arraigado el pensamiento de que “algo habria hecho” la victima para merecer ese final. El muerto se convertia en el culpable y no sus ejecutores. Esta forma de pensar es miserable por partida doble. No solo es miserable echar la culpa al muerto de su propia muerte, ademas resulta especialmente cobarde el propio proceso mental de encontrar culpable al muerto para no tener que levantar la voz contra el autentico verdugo, que esta vivo, no vaya a ser que venga a por uno mismo.
Mucho se ha escrito sobre ese peculiar fenomeno sociologico de culpabilizar a la victima, pero lo que me interesa es que casi siempre y con honrosas excepciones se ha argumentado como si fuera una vileza exclusiva de ciertos vascos, como si se tratase de una deformacion singular de Euskadi. Cuando es una debilidad comun a todos los pueblos y culturas; casi una manifestacion propia de la cobarde condicion humana: si pienso "algo habra hecho la victima para merecerselo", la alejo de mi y de paso, me siento liberado de la necesidad de tomar partido. No es necesario que haga, ni diga nada. Si pienso “el se lo ha buscado” puedo seguir con mi silencio y con mi pasividad. Se trata de algo que solo atañe al que mata y al muerto. Puedo continuar con mi vida placida, como si no hubiera ocurrido nada.
Por el contrario, si siento a la victima como a un igual, si la siento como a alguien identico a mi, alguien que no ha hecho nada para merecer ese castigo enorme, mi silencio cobarde y vil. Y peor aun, yo se que estoy siendo cobarde y vil y me siento mal si no hago nada...pero el miedo no me deja actuar, de manera que no me puedo permitir el coste emocional de pensar de esa manera...

Puede parecer exagerado pero hasta hace muy poco tiempo esto era real y estaba a la orden del dia. Es algo con lo que se han tenido que enfrentar cientos de miles de vascos cotidianamente.
No es una situacion ideal, ni teorica, ni lejana. Es algo con lo que mucha gente tuvo que vivir cada mañana. Pensar que ese muerto tendria alguna culpa, como forma de vivir con el miedo. Es una de esas situaciones en las que el silencio resulta estremecedor.
Miles de articulos, de ensayos, han querido hacernos creer que quien asi actuaba, quien callaba se convertia en complice de ETA, pero ¿eso es cierto? ¿no eran personas identicas a ti y a mi?¿no hubieramos hecho nosotros lo mismo?. Quien asi actuaba lo hacia movido por el miedo y si algo hemos demostrado el genero humano en miles de oportunidades diferentes es que tenemos miedo. Pero aunque eso no nos convierta en complices de los malvados, deja bien patente lo que somos, unos pequeños cobardes, que queremos proteger lo que tenemos a costa de cualquier cosa.

Esta es solo la forma suave de verlo. La otra forma de entenderlo, la mas dura, es que malvados somos todos, lo que nos distingue es que la gran mayoria nos limitamos a callar mientras creamos que las cosas no nos afectan; por supuesto, si comenzamos a pensar que lo que hacen los malvados nos beneficia francamente entonces ademas nos pondremos a aplaudir entusiasmados.
La Alemania que hizo posible el triunfo del nazismo solo se puede entender desde esa optica.
Por eso es injusto que se la haya estigmatizado como si aquel comportamiento colectivo fuera una caracteristica germanica peculiar. Ni mucho menos. Cualquier pueblo es suscepible de portarse igual. Basta que crea que se va a beneficiar haciendolo. Los buenos y honrados ciudadanos alemanes salian a vitorear al nazismo porque estaban convencidos de que les favorecia.
Eso es lo terrible de la situacion, basta que alguien piense que obtendra un beneficio para que aplauda ante las mayores barbaridades.
Eso mismo se ha reproducido en la propia Europa cincuenta años despues en los Balcanes y a poco que nos descuidemos podemos volverlo a vivir en cualquier territorio nacional.
La xenofobia es un fantasma muy real en la presente situacion. Ahora se dan las condiciones idoneas para que los desaprensivos hagan su caldo gordo acusando a los extranjeros de todos los males. Y la mayoria silenciosa callara pensando en obtener su propio beneficio.

Sea por una razon o por otra, el silencio nos envuelve. Los “malvados” son muy conscientes de ese silencio; saben que nadie alzara su voz , que nadie se opondra. Estan convencidos de que si alguien lo hiciera, el resto lo ignoraria e incluso contribuiria a silenciarlo. Quien esta dispuesto a actuar mal en cualquier ambito, sabe que el problema no sera nunca que nadie alce su voz para detenerlo. Siempre que se mantenga dentro de la legalidad, aunque sea por estrecho margen, o que si va mas alla, sepa ocultar su rastro, no pasara nada porque nadie se levantara y dira:
eso no es correcto, eso no esta bien y no debemos tolerarlo.
Es verdad que es humano tener miedo, pero si aumentaramos nuestra capacidad de empatia, quizas aprendieramos que juntos podriamos lograr mucho. Es como la anecdota de los bufalos y los leones. Una manada de leones es mas mortifera que un rebaño de bufalos, pero si todo el rebaño actua de comun acuerdo no hay ninguna manada de leones que se les pueda oponer. Los leones solo ganan porque cuentan a su favor con la pasividad de los bufalos.
Desde luego, si osaramos oponernos a todos esos que dia a dia llenan el mundo de maldad, ganariamos mas que quedandonos callados y quietos.

Joaquin Bretones
Heidelberg julio 2014

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