Ante la maldad que nos rodea
callamos por miedo, por timidez, y por inseguridad, pero sobre todo,
callamos para pasar desapercibidos.
Callamos como en ese poema
en el que se llevaron a los sindicalistas, a los obreros, a los
judios y a los religiosos, y en el que los que no eran ni
sindicalistas, ni obreros, ni judios, ni religiosos, no hicieron nada
y miraron para otro lado, asi que para cuando les toco a ellos, ya
era demasiado tarde.
Tambien callamos solo porque creemos
que no sabremos hablar. Por un infantil miedo al ridiculo, miedo a
que nos salga un exabrupto o peor aun a que ni siquiera sepamos
explicar aquello que querriamos decir con tanta claridad.
Decimos que callamos por prudencia y
por discrecion, pero mas bien se trata de miedo a destacar de entre
la multitud.
Incluso es una cuestion de costumbre.
Callamos porque estamos acostumbrados a callar.
No tememos tanto a las consecuencias de
levantarnos y denunciar la maldad, como al ridiculo que podriamos
hacer. Estamos seguros de que no sabremos hablar, de que resultaremos
pateticos intentandolo, asi que bajamos la cabeza, y cerramos los
ojos. Duele pero callamos.
Quisieramos alzar nuestra voz y
protestar, no dejarnos pisotear por todo esa gente sin escrupulos.
Nos imaginamos levantandonos y enfrentandonos a sus tejemanejes:
diciendo "basta ya" y nos sentimos orgullosos de pensar
asi. Nos decimos a nosotros mismos "eso es lo que yo haria,
pero..." pero estamos seguros de que nadie nos seguira. De que
seremos ignorados. De que nuestro esfuerzo y nuestro sacrificio no
valdra para nada...
Asi que ¿de que valdra nuestro valor?
¿para que vamos a decir algo que nadie quiere escuchar?.
Y sobre todo callamos por miedo.
Todo esta pensado para enseñar a
callar.
Crecemos oyendo “callate”, asi que
no es raro que sintamos miedo de hablar.
Nos han educado para que guardemos silencio, para pasar
desapercibidos, incluso para que reprobemos al que se atreve a
hablar. No es extraño que miremos a nuestro alrededor, como si la
cosa no fuera con nosotros; movamos los pies con incomodidad y
guardemos un espeso silencio. Este mundo funciona gracias al silencio
de la mayoria.
Nos han inculcado el miedo a dejarnos
oir, porque si estuvieramos acostumbrados a levantar la voz cada vez
que uno de nuestros derechos es pisoteado, o cada vez que vemos como
se pisotea a alguien a nuestro alrededor, entonces esto dejaria de
ser un lugar comodo para esos que quieren y pueden mandar y
mangonear, sea del signo o del color que sean.
Esta sociedad solo es posible, porque
se cuenta de antemano con el silencio de todos.
Aqui solo los locos se atreven a gritar
Nos han enseñado a tener miedo de
destacar, para que ninguno se atreva a dar su opinion.
Callamos para que no se fijen en
nosotros. Callamos porque tenemos la esperanza, vana, de que mientras
nos mantengamos en el anonimato, no nos puede ocurrir nada malo.
Es la estrategia de los grandes rebaños
de herbivoros en la sabana, o de los bancos de peces. Ser muchos,
protegerse con el numero. Esperar que lo malo le ocurra a los demas.
Confiar que entre tantos, es mas probable que el leon no se fije en
nosotros y devore a otro.
No sobresalir. Si hablas, destacas.
Mejor permanecer callados y confiar en
que no nos toque a nosotros...de momento.
A
proposito de comparaciones con la vida animal, recuerdo un documental
en el que unos leones atacan a una cria de bufalo, que durante unos
momentos se habia quedado aislada de la manada. Contra todo
pronostico, los bufalos regresan, atacan a los leones, los ponen en
fuga y consiguen rescatar a la cria indemne. No es habitual, pero a
veces ocurre que alguien se cansa de su papel de victima. Se levanta,
se da la vuelta y se enfrenta al agresor.
Lastima
que esa reaccion sea tan infrecuente que cuando ocurre nos sorprenda:
"Mujer
se enfrenta a un ladron y consigue detenerlo".
El
miedo es respetable y en muchas ocasiones util, al fin y al cabo, es
un mecanismo de defensa que nos ayudaba a sobrevivir, pero mas alla
de un cierto limite, el miedo nos paraliza y nos hace vulnerables.
Cuando el miedo se convierte en costumbre, nos vuelve esclavos.
Es decir, que
callamos por diversas razones, por timidez, por inseguridad, por
costumbre, por miedo...si embargo, todas ellas nos dejan la
reconfortante sensacion de vernos a nosotros mismos como buenos.
Callados, pero buenos.
Pero ¿Estamos
seguros de que somos "los buenos"?.
Y es
que tambien se puede callar por indiferencia y por apatia. No
se puede decir que sea el silencio de los buenos en absoluto.
Me refiero al silencio que procede de
la indiferencia ante el dolor de los demas.
Hay demasiada gente a la que les da
igual que los demas sufran. Mientras no les toque a ellos o a los
suyos, no les importa el sufrimiento ajeno; simplemente no les
afecta.
Esta actitud es mas comun de lo que nos
creemos y creo que la confundimos a menudo con el silencio de los que
de verdad podriamos llamar “buenos”.
Lo que llamamos el silencio de los
bondadosos es, en ciertos casos, quizas demasiados, el silencio de
los indiferentes.
Cada cual esta convencido de ser
“bueno” y mas o menos, es verdad. Hay que reconocer que personas
francamente “malas” son muy pocas. Lo que abunda es la “buena
gente” la misma que, llegado el caso, mirara hacia otro lado ante
las mayores barbaridades.
“El silencio de los bondadosos” es
en la mayoria de los casos, el silencio de los que se encogen de
hombros porque creen que la cosa no va con ellos, o al menos esperan
que sea asi, mientras sepan guardar silencio y pasar desapercibidos:
"a mi no me tocara", "si no me muevo, si no me hago
notar, seguro que no se fijan en mi..."
Da igual si hablamos de un sacrificio
humano, de echar a alguien por la borda o de despedir gente de una
empresa...siempre seran demasiados los que prefieren mirar y callar
con la esperanza de que a ellos nunca les toque. La realidad es que
no funciona, al final les termina tocando y entonces miran con
perplejidad e incredulidad a esos otros que, a su vez, permanecen
callados.
Se dice que en el Pais Vasco, en la
epoca mas dura de ETA, cuando se mataba un dia si y otro tambien,
mucha buena gente miraba hacia otro lado porque estaba arraigado el
pensamiento de que “algo habria hecho” la victima para merecer
ese final. El muerto se convertia en el culpable y no sus ejecutores.
Esta forma de pensar es miserable por partida doble. No solo es
miserable echar la culpa al muerto de su propia muerte, ademas
resulta especialmente cobarde el propio proceso mental de encontrar
culpable al muerto para no tener que levantar la voz contra el
autentico verdugo, que esta vivo, no vaya a ser que venga a por uno
mismo.
Mucho se ha escrito sobre ese peculiar
fenomeno sociologico de culpabilizar a la victima, pero lo que me
interesa es que casi siempre y con honrosas excepciones se ha
argumentado como si fuera una vileza exclusiva de ciertos vascos,
como si se tratase de una deformacion singular de Euskadi. Cuando es
una debilidad comun a todos los pueblos y culturas; casi una
manifestacion propia de la cobarde condicion humana: si pienso "algo
habra hecho la victima para merecerselo", la alejo de
mi y de paso, me siento liberado de la necesidad de tomar partido. No
es necesario que haga, ni diga nada. Si pienso “el se lo ha
buscado” puedo seguir con mi silencio y con mi pasividad. Se trata
de algo que solo atañe al que mata y al muerto. Puedo continuar con
mi vida placida, como si no hubiera ocurrido nada.
Por el contrario, si siento a la
victima como a un igual, si la siento como a alguien identico a mi,
alguien que no ha hecho nada para merecer ese castigo enorme, mi
silencio cobarde y vil. Y peor aun, yo se que estoy siendo cobarde y
vil y me siento mal si no hago nada...pero el miedo no me deja
actuar, de manera que no me puedo permitir el coste emocional de
pensar de esa manera...
Puede parecer exagerado pero hasta hace
muy poco tiempo esto era real y estaba a la orden del dia. Es algo
con lo que se han tenido que enfrentar cientos de miles de vascos
cotidianamente.
No es una situacion ideal, ni teorica,
ni lejana. Es algo con lo que mucha gente tuvo que vivir cada mañana.
Pensar que ese muerto tendria alguna culpa, como forma de vivir con
el miedo. Es una de esas situaciones en las que el silencio resulta
estremecedor.
Miles de articulos, de ensayos, han
querido hacernos creer que quien asi actuaba, quien callaba se
convertia en complice de ETA, pero ¿eso es cierto? ¿no eran
personas identicas a ti y a mi?¿no hubieramos hecho nosotros lo
mismo?. Quien asi actuaba lo hacia movido por el miedo y si algo
hemos demostrado el genero humano en miles de oportunidades
diferentes es que tenemos miedo. Pero aunque eso no nos convierta en
complices de los malvados, deja bien patente lo que somos, unos
pequeños cobardes, que queremos proteger lo que tenemos a costa de
cualquier cosa.
Esta es solo la forma suave de verlo.
La otra forma de entenderlo, la mas dura, es que malvados somos
todos, lo que nos distingue es que la gran mayoria nos limitamos a
callar mientras creamos que las cosas no nos afectan; por supuesto,
si comenzamos a pensar que lo que hacen los malvados nos beneficia
francamente entonces ademas nos pondremos a aplaudir entusiasmados.
La Alemania que
hizo posible el triunfo del nazismo solo se puede entender desde esa
optica.
Por eso es injusto
que se la haya estigmatizado como si aquel comportamiento colectivo
fuera una caracteristica germanica peculiar. Ni mucho menos.
Cualquier pueblo es suscepible de portarse igual. Basta que crea que
se va a beneficiar haciendolo. Los buenos y honrados ciudadanos
alemanes salian a vitorear al nazismo porque estaban convencidos de
que les favorecia.
Eso es lo terrible
de la situacion, basta que alguien piense que obtendra un beneficio
para que aplauda ante las mayores barbaridades.
Eso mismo se ha
reproducido en la propia Europa cincuenta años despues en los
Balcanes y a poco que nos descuidemos podemos volverlo a vivir en
cualquier territorio nacional.
La xenofobia es un
fantasma muy real en la presente situacion. Ahora se dan las
condiciones idoneas para que los desaprensivos hagan su caldo gordo
acusando a los extranjeros de todos los males. Y la mayoria
silenciosa callara pensando en obtener su propio beneficio.
Sea
por una razon o por otra, el silencio nos envuelve. Los “malvados”
son muy conscientes de ese silencio; saben que nadie alzara su voz ,
que nadie se opondra. Estan convencidos de que si alguien lo hiciera,
el resto lo ignoraria e incluso contribuiria a silenciarlo. Quien
esta dispuesto a actuar mal en cualquier ambito, sabe que el problema
no sera nunca que nadie alce su voz para detenerlo. Siempre que se
mantenga dentro de la legalidad, aunque sea por estrecho margen, o
que si va mas alla, sepa ocultar su rastro, no pasara nada porque
nadie se levantara y dira:
eso
no es correcto, eso no esta bien y no debemos tolerarlo.
Es
verdad que es humano tener miedo, pero si aumentaramos nuestra
capacidad de empatia, quizas aprendieramos que juntos podriamos
lograr mucho. Es como la anecdota de los bufalos y los leones. Una
manada de leones es mas mortifera que un rebaño de bufalos, pero si
todo el rebaño actua de comun acuerdo no hay ninguna manada de
leones que se les pueda oponer. Los leones solo ganan porque cuentan
a su favor con la pasividad de los bufalos.
Desde
luego, si osaramos oponernos a todos esos que dia a dia llenan el
mundo de maldad, ganariamos mas que quedandonos callados y quietos.
Joaquin Bretones
Heidelberg julio 2014
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