Para
que triunfe el mal solo hace falta que los hombres buenos no hagan
nada.
Edmund
Burke, escritor y politico irlandes s. XVII
“Nuestra
generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los
perversos,
como del
estremecedor silencio de los bondadosos.”
Martin Luther King s.XX
Entre
la frase de Edmund Burke y la de Martin Luther King hay unos
doscientos años de diferencia. El sentido de ambas, sin embargo, es
muy parecido. Las dos se refieren a un problema que debe de ser tan
viejo como la sociedad humana: hay quien hace daño a los demas, eso
que con frecuencia llamamos “el mal” y hay quien es inocente,
pero no hace nada por evitar que el mal se haga.
Siempre
me ha llamado la atencion la version de M.L. King por el uso que hace
del adjetivo “estremecedor”. Y en efecto, si lo pensamos, produce
escalofrios contemplar como todos vivimos plenamente convencidos de
pertenecer al bando de los buenos y como siempre callamos y
aplaudimos con discrecion ante los desmanes de los perversos.
La
historia de la humanidad no es más que un largo silencio ante los
abusos de los poderosos y pora quien abrigue alguna duda sobre ello,
se le puede recordar que hemos tenido la suerte de nacer en el siglo
XX y por lo tanto de ser testigos cercanos de algunas de las mayores
atrocidades de la historia y algunos de los silencios mas clamorosos.
Acontecimientos
que deberian de estremecer al mas gelido y que han dejado bien
patente la trágica verdad que encierran las dos frases que dan pie a
esta reflexion:
Lo
peor es el silencio en el que convivimos. Ha habido muchos,
demasiados, testigos de crueldades inmensas y no han pestañeado
siquiera. Ninguno ha perdido un minuto de su sueño.
Si
tuvieramos que movilizarnos ante todas las maldades de nuestro mundo,
el dia seria una constante manifestacion y no hariamos otra cosa. Si
aprovecharamos cada oportunidad para protestar contra la maldad de
los tiranos, no nos bastarian las veinticuatro horas del dia.
Sin
embargo, quizas seria suficiente con que aprendieramos que no somos
buenos porque creamos serlo y que nuestro eterno silencio nos
convierte en complices y por lo tanto en culpables minimos y
despreciables, pero culpables al fin y al cabo.
Quizás
al sabernos manchados por los crímenes de los perversos, conscientes
de una parte infima de culpa ante tantas maldades, entonces
hiciéramos algo para que dejaran de cometerse.
La
version que se pone en boca de Einstein de la misma cita dice:
“El mundo
es este desastre que veis, no tanto por los problemas creados por los
malvados, como por la pasividad de los justos, que se dan cuenta,
pero no hacen nada.”
...Que
se dan cuenta, pero no hacen nada. Otra vez: ...que se dan cuenta,
pero no hacen nada. El matiz que añade es tremendo.
Pone
el acento en que “los justos”
si que
se dan cuenta, solo que no hacen nada para remediarlo y que eso, es
lo que hace este mundo tan desastroso. Quizas, pensaria Einstein,
porque aunque los malvados hicieran cosas perversas, si los justos,
que son muchos mas, las arreglaran, este mundo no seria tan malo. Es
la pasividad de la buena gente la que condena al mundo a ser un lugar
horrible.
La
version de Einstein no nos deja el refugio de la ignorancia, ni nos
permite la ambigüedad de carecer del conocimiento suficiente para
diferenciar entre el bien y el mal. No. Afirma que miramos, nos
percatamos de lo que ocurre y optamos por no hacer nada. Nuestro
silencio, en este caso, es el silencio del complice. El de aquel que
por indiferencia o por interes, calla y observa esperando obtener
algun beneficio o al menos, no salir perjudicado.
Tengo
la sospecha de que el mundo no esta dividido entre
“perversos” que ejecutan
maldades y “buenos”
que las contemplan silenciosos y las padecen.
Mas
bien parece que estuvieramos ante un espectaculo pactado:
Los
“malos” solo resultarian ser aquellos a los que no les importa
mancharse las manos, mientras que el grupo de esos que prefieren
llamarse “buenos”, estuviera formado por todos aquellos a los que
la suciedad les provoca cierto repelus, pero que en ningun modo
desdeña los beneficios que la mierda produce.
Y
si nos atrevemos a ser menos prudentes, podriamos incluso suponer que
casi cualquiera de los “justos” podría acometer las mismas
monstruosidades que los peores criminales, si tuviera la oportunidad
y las herramientas y se encontrase en situación de hacerlo. La
banalidad del mal ha sido llamado.
La
responsabilidad colectiva
Solo
si enfocamos las barbaridades de la humanidad en los ultimos años
con un sentido de responsabilidad colectiva, podremos comprender como
han podido ser cometidas.
Para
entender como han sido posibles tantas atrocidades tendremos que
reconstruirlas mentalmente no como la culpa de una nacion o de un
grupo de individuos, sino como algo en lo que todos hemos participado
de una u otra forma, y solo asi podremos llegar a entenderlas
realmente.
Es
un error pensar que todas las maldades se deben a ciertas personas
particulares, sin las cuales nunca hubieran ocurrido y que todos los
demas miraban, deseando poner solucion, pero incapaces de hacer nada.
En terminos generales y con muy contadas excepciones, aquellos
que han ejecutado los peores crimenes no eran distintos de
cualquiera de nosotros, solo que ellos estaban alli. Podríamos haber
estado en su lugar y quizas habríamos hecho exactamente lo mismo o
muy parecido. Eso es quizas lo mas terrible. No es una forma de
quitar horror a los actos criminales, sino un intento de comprender
que el primer paso para poder rechazar de pleno la maldad, es saberse
participe de ella. No sentirla como algo externo y ajeno, sino ser
conscientes de que los malos y los buenos somos una misma cosa.
No se trata de
compartir la culpa, para asi hacerla mas llevadera, sino de saber
reconocer dentro de nosotros, esos gestos minúsculos que podrian
terminar desembocando en grandes atrocidades.
Es posible que lo
que a menudo nos hace tan letales no solo como individuos, sino
tambien como especie, sea el convencimiento que encontramos en cada
uno de los miembros de la humanidad de pertenecer al bando de los
buenos. Cada persona esta convencida de su bondad como individuo y de
que su grupo, fraccion, pueblo o pais es el bueno. Algo asi como
decir “puesto que estoy aquí, este es el lado bueno” “puesto
que soy de esta nacionalidad, esta es la que lleva la razon” es
como si aplicaramos de manera automatica una especie de principio
antropico pervertido: “justo el lado en el que yo estoy es el
correcto” o bien algo levemente peor: “este lado es correcto
porque yo estoy en el”.
Es esa infundada
creencia ferviente en estar haciendo las cosas bien lo que nos vuelve
tan peligrosos.
Quienes dudan de
su bondad o de su razon, consiguen, aunque sea en pequeñas dosis, no
ser al final tan malos. Por el contrario, quienes ejecutan las
atrocidades mas abominables, suelen encontrar argumentos para
considerarse a si mismos buenos y a sus actos justificados y
necesarios. No en vano las peores fechorias siempre se han cometido
en nombre de los valores mas elevados, Dios o Patria y por personas a
las que la mayoria de sus conciudadanos consideraba excelsos y
honorables.
Creo que si
pudieramos introducirnos en el interior de cada individuo, hasta
donde ellos mismos se conocen, seria interesante constatar la
minuscula cantidad de personas que, sabiendose mala, siguen obrando
el mal a conciencia. Un numero despreciable.
Casi nadie se
sabe malo. Eso solo ocurre en la ficcion de baja estofa. A lo sumo,
habra quien sospeche no ser bueno y precisamente por esa sospecha es
posible que sea mucho mas cuidadoso con lo que hace.
Lo frecuente es
ese tipo de persona a quien ni le importa lo que es, ni se va a
molestar en preguntarselo nunca. Un psicotico, no se sabe malo, ni
tampoco bueno, simplemente no piensa en ello. La mayoria de los
psicoticos ni siquiera distingue, en la practica, entre bueno y malo,
por la sencilla razon de que no piensan nunca en esas cosas “tan
filosoficas”. ¿Cuánta gente se
pregunta a si mismos si estan obrando bien o mal? A lo sumo un ligero
temblor anecdotico, pura retorica.
¿Cuantos se
atreverian a ir un poco mas alla de las disculpas y los tapujos?
Eso si, hay quien
se pregunta si esta haciendo bien, solo para poder confirmar lo que
ya sabia: “soy bueno”, “yo
estoy con los buenos y por tanto lo que hago es bueno”.
Es verdad que
resulta mas frecuente quien no se lo pregunta jamas y no por ello es
un enfermo mental. Tenemos tan arraigado que solo podemos ser buenos,
que la mayoria de las personas nunca llegan a dudarlo. Simplemente lo
dan por supuesto:
“Estoy
aquí, luego este es el lado de los buenos”.
Estoy seguro de
que incluso aquellos que se han detenido a pensar en las palabras de
Martin Luther King, y en las implicaciones que tienen, han llegado a
la conclusion inmediata de que ellos si que eran buenos, aunque
quizas tambien se hayan concedido que hayan callado con demasiada
frecuencia ante los crimenes de los malvados, pero, al fin y al cabo
esa es una debilidad disculpable, se consuelan. ¿cuantos, pensando
en la frase, han llegado a la conclusion de que ellos podrian ser
parte de esos “malos”
a los que les aprovecha el silencio de los “bondadosos”?
Si algun dia
comenzara a cundir por todos lados el convencimiento de que creerse
“bueno” es un peligrosos autoengaño sin ninguna justificacion,
es posible que estuviera cercana la epoca en la que hubiera razones
para soñar con una humanidad mejorada.
No creo que eso
tenga visos de ocurrir por ahora o en un futuro cercano.
Mientras tanto el
mundo se va llenando de gente que cree ser buena y que calla ante las
manifiestas maldades de unos pocos que, a su vez, tambien piensan de
si mismos que son buenos y que obran por los mejores motivos. Incluso
sienten que su “trabajo” beneficia a esa gran masa silenciosa,
por la cual se sacrifican.
Si le
preguntaramos a cualquier “malvado”
todos, sin excepcion, sabrian dar una razon bondadosa, generosa y
altruista a sus actos perversos y esas razones serian tan
convincentes que muchas de ellas hasta las compartiriamos: Los
malvados son expertos en actuar en nombre de Dios, de la Patria, de
la Humanidad y hasta de la Ciencia o la Economia, pero siempre con
sustantivos grandes y con mayuscula...mayuscula de gravedad,
mayuscula de peligro.
Hoy nadie
confiesa hacer nada por poder, por dinero, por sexo...no me refiero a
lo que dicen, sino a lo que se reconocen a si mismos. Hasta el peor
de los tiranos cree estar haciendo las cosas en nombre de algun fin
elevado.
Y asi nos
encontramos de vuelta otra vez con el “estremecedor silencio de los
bondadosos”. Lo que resulta inquietante en las citas de Einstein,
de Bruke o de King no es que nos recuerden que hay “bondadosos” y
“perversos”, sino como destacan el silencio en el que convivimos
y la complicidad en la que nos movemos.
Sospecho que los
tres autores, por debajo del sentido obvio de la frase, quisieron
recordarnos que no somos tan buenos como nos creemos, puesto que con
nuestro silencio ayudamos a que el mal prospere. A menudo resulta
comodo creerse ignorante y poder aducir que “no sabiamos nada”.
En materia de
bondad y maldad, lavarse las manos con frecuencia no sirve para
tenerlas mas limpias.
Pero ¿de que
"Maldad" estamos hablando?
¿De los crimenes
de Hitler? ¿de la caza de brujas? ¿de las limpiezas etnicas de los
Balcanes o de las deportaciones de Stalin? ¿de los Jemeres Rojos?¿de
Irak?.
De todas esas
enormes, desmesuradas maldades se ha hablado hasta la saciedad, aquí
quiero hablar de esas otras "pequeñas" maldades cotidianas
y triviales que nos encontramos a la vuelta de cada esquina. Maldades
con las que nos topamos cada dia y a las que estamos tan
acostumbrados que ni siquiera vemos.
Pensar en grandes
situaciones, como guerras, dictaduras, sistemas totalitarios y demas,
hace que tendamos a creer que esas son las unicas manifestaciones
posibles de la maldad y dado que su escala es muy superior a las de
las persona normales, como tu y como yo, todos tendemos a consolarnos
pensando que es imposible hacer nada util contra ellas y que todo lo
que conseguiriamos intentandolo serian posturas esteticas, sin
resultados practicos posibles. Pensar que la maldad se circunscribe a
esos ambitos desmesurados, facilita que nos encojamos de hombros y
nos sintamos impotentes ante ella y que, por tanto, recurramos al
conformista: "asi son las cosas
¿que le vamos a hacer?".
La Maldad parece
siempre estar en sitios grandes y lejanos en el tiempo y el espacio.
Sin embargo las
mayores maldades empiezan en algun sitio infimo y proximo. A veces en
banalidades, en cuestiones que pueden parecer tan triviales, que ni
siquiera reparamos en ellas; en gestos minimos y en situaciones con
los que convivimos pero que, sumados, van construyendo de manera
inexorable un mundo lleno de pequeñas perversiones. Un mundo en el
que cuando nos encontramos con algo verdaderamente bueno nos llama la
atencion y lo consideramos noticia.
Las grandes
campañas racistas comienzan por el silencio ante un unico comentario
xenofobo o por reirle la gracia a un estadio de futbol que grita
"negro" como si fuera un insulto. Se comienza a perseguir a
la gente, cuando no reaccionamos ante un gesto de intolerancia.
El capitalismo
salvaje no es una teoria lejana, practicada por grandes
corporaciones, anida y esta presente en cada empresa que se aprovecha
de un resquicio de la ley para perjudicar a sus trabajadores.
Los atracadores,
tironeros, falsificadores, butroneros y ladrones de diverso pelaje no
son los unicos delincuentes que se dedican a robar, esos son los que
salen en los informativos y en los periodicos, pero alrededor nuestro
se mueven chorizos y ladrones que roban con todo el descaro y a los
que nadie se le ocurriria llamar nunca ladrones.
Todos conocemos
unos cuantos.
Esa es la
autentica y omnipresente “Maldad” de la que estoy hablando y la
que me parece mas peligrosa, porque suele enquistarse, como un virus,
en el interior de cada uno de nosotros, esperando con paciencia el
momento de manifestarse y cuando lo hace, no es con un gesto
grandioso y unico, lo mas frecuente es que lo haga cuando somos parte
de la multitud y cuando los alaridos de la masa nos impiden oir
nuestra propia voz.
Hablo de esa
maldad cotidiana, que en ultima instancia explica las peores
barbaridades.
Hablo de una
maldad infima y diaria con la que nos encontramos por doquier y hace
que resulte tan estremecedor el silencio de todos los que sin ningun
motivo creemos ser buenos.
Joaquin
Bretones
Heidelberg –
julio 2014
3 comentarios:
Ños, cuándo yo demande a la madre de mi hijo por un régimen de visitas se me hacia muy angosto, muy mortificante el tener que ir a denunciarla por que se le antojaba el no dejarmelo ( no como objeto, entiendaseme cuando me he criado en familia numerosa ) y ni si quiera dos fines de semanas 8 horas antes de cumplir los 3 años... Fue un autentico maltrato psicológica llegando al institucional y no solo del juzgado si no de la mismísima Dirección General de protección al menor y a la famila quien le dio la vuelta a las farsa denuncia de la madre del menor para asi tener que verlo en visitas concertadas y supervisadas en lugar público casi 9 años. No creen ustedes que esto llega al extremo de humillarte como persona y esto lo ven como normal la sociedad.
Se ha llegado a tal dimension de omision en el cuumplimiento de las funciones que se les asignas a estas instituciones publicas que se otorgarán ellas mismas el poder de marginar segun quien tenga la sarten por el mango o la mayor cuña o el redito politico del momento y lo veamos como normal y como norma social...
He estado leyéndole y hay peso en su hablar, no se si el mismo que el mio pero sentimos tener que decir lo que nos ha sucedido porque creemos tener la razón para nosotros y como han ido sucediendo, cronológicamente pero es la que parece tener mayor peso social, lo que diga una madre, pues un hombre no esta hecho para cuidar niños y menos recién nacidos... Siempre he escucha eso pero cuando ves que es todo un montage tienes que denunciar al juez aunque tu abogada... se convierta en el diablo sin saberlo y gracias a las asociaciones de padres pues te ayuda a campear el temporal hasta que el menor ya no es tan menor...
Tambien los jueces son los que generan suciedad pues separan a los hijos de los padres buenos y se generan inadaptados saliendo estos en un alto porcentage...
Publicar un comentario