miércoles, 30 de julio de 2014

El estremecedor silencio de los bondadosos. Refundar el capitalismo

"Hay guerra de clases, y es la mia, la de los ricos, la que la esta ganando..."
Warren Buffet, tercera fortuna mundial.
Hubo un tiempo en el que esta frase hubiera sido imposible de pronunciar por un resto de pudor hipocrita, pero pudor al fin y al cabo. Hoy parece que se ha perdido hasta el pudor.
Hace un tiempo hubiera sido inconcebible que los ricos pensaran en terminos de ganar la guerra de clases, en todo caso esperarian reconducirla. Hoy se hacen chistes de mal gusto con ella.
Hoy se puede decir una frase como esta porque la trivializacion de todo, hasta de lo mas sagrado, se ha vuelto la norma.

En los comienzos de la crisis de 2007, se hizo famosa la frase "refundar el capitalismo".
Habia una sensacion clara de que habian fallado instituciones basicas y parecia claro que todo el sistema deberia de ser reformado, al menos en ciertos aspectos muy intimos. Habia un consenso general en torno a esa idea. Se dijo publicamente y se defendio con firmeza por personajes nada excentricos, ni sospechosos de ningun radicalismo. Uno de los que la sostuvo con mayor vehemencia fue Nicolas Sarkozy, presidente de Francia en aquella epoca.
Lo que nadie podia imaginar es que con lo de "refundar el capitalismo" se estuvieran refiriendo en ultima instancia a quitarle trabas, limites y mordazas para que pudiera evolucionar en todo lo que su salvajismo potencial le permitiese.
Devolver el sistema a un estado puro y primordial en el que solo cuenta la fuerza.
Consagrar la "logica de los mercados" como maxima autoridad moral y tirar por la borda todas los avances en politica social.
Todos esos a quienes levantan sarpullidos expresiones como "solidaridad", "estado del bienestar","respeto a los derechos", "redistribucion de la riqueza" etc suspiraron aliviados.
Por fin se habia acabado con todos esos disparates de la igualdad y la solidaridad.

Posiblemente los presidentes y primeros ministros que defendieron que habia que poner coto a los desmanes del capitalismo salvaje, lo hicieron sinceramente. Quizas pensaban de verdad que lo que habia pasado era muy grave y que habia que poner remedios.
La cuestion es que luego aparecieron algunos personajes oscuros y les explicaron con suavidad y discrecion que estaban confundidos, sin maldad, pero equivocados; que quizas no habian entendido un par de pequeños aspectos esenciales y que es posible que por error, solo por error y sin malicia, hubieran olvidado quienes son los verdaderos amos; quizas hubieran perdido, provisionalmente, la perspectiva de donde esta el lugar de cada uno.
"¿Quizas ha olvidado su excelencia quien le paga?" susurraria amablemente alguien en una cena a ese politico que en un arrebato juvenil se habria dejado llevar por el entusiasmo. "Sabemos que usted no es de los que muerden la mano de quien les da de comer" le tranquilizaria otro, ante el respingo y la cara de preocupacion del politico irreflexivo. "Estamos seguros de que usted sabe muy bien cual es su deber" afirmaria convencido un tercero...
Y asi, esos discursos sobre refundaciones, que tantas reminiscencias revolucionarias pueden tener, quedaron arrumbados en algun desvan y las politicas de los diversos paises fueron diseñando una realidad bien distinta: recortar gastos sociales, quitar trabas y regulaciones innecesarias en la relacion laboral, bajar sueldos, reducir prestaciones y "sanear" bancos, que es pagarles sus deudas y su mala gestion entre todos.
En fin hacer una politica "realista" la politica de "lo que hay que hacer".
Nunca en la historia reciente de las democracias el poder ha sido tan descarnado y tan descarado.
Nunca los caciques han demostrado su poder con tanta desfachatez.
Y la mayoria calla. Es estremecedor el silencio de todos esos que se llaman a si mismos "buenos".
¿Quizas la explicacion sea que hablamos de cosas demasiado abstractas, demasiado lejanas?.
Es posible. Asi que vamos a acercarnos a esa pequeñas cosas. A lo que vemos y oimos en el puesto de trabajo...vamos a pegarnos a la realidad.

Pequeñas realidades cotidianas
¿Cuantos han visto como en sus empresas despiden a gente y han callado, han rogado porque no les pase a ellos e incluso han trabajado con mas ahinco con la esperanza de que asi echaran a otros antes?
En estos tiempos de crisis esta de moda la expresion “adelgazar” la estructura empresarial, que no es mas que un eufemismo para referirse al hecho de despedir a gente que cumple a la perfeccion con su trabajo, como forma de elevar los beneficios cuando se es incapaz de elevar los ingresos.
Se esta diciendo a los trabajadores que esta justificado despedir gente, pagar menos indemnizacion, trabajar mas horas y disminuir los sueldos, porque "la cosa" esta muy mal, cuando lo que ocurre es que el señor empresario gana menos dinero. Hay muchas empresas que como ganan menos que el año anterior nos quieren hacer creer que eso es justificacion suficiente para poner gente de patitas en la calle.
Imaginaos, un señor que tiene una empresa y que recibe de ella un sueldo mensual de, pongamos, ocho o diez mil euros ademas de gastos, dietas, etc. Antes, a final de año la empresa le producia de beneficios entre trescientos y quinientos mil euros aproximadamente despues de pagar todo, impuestos incluidos.
Ahora con el mal momento que atravesamos, a ese mismo señor "solo" le quedan doscientos mil euros a final de año. Despues claro, de haber cobrado su sueldo de ciento y pico mil al año, gastos y otras historias.
Ese señor en su preocupacion por la sensible disminucion de sus beneficios, se ve obligado a despedir gente que gana menos de mil euros y a rebajar el veinte por ciento del sueldo a toda la plantilla restante, si quieren conservar el puesto.
"Mira, entiendeme, no es nada personal. La empresa ha disminuido sus beneficios sensiblemente. Si te despido habre "adelgazado" los costes estructurales de mi empresa y la podre hacer mas viable..." y bla, bla, bla.
O sea, para poder ganar mas aun de los cientos de miles de euros que ya gana, priva a un trabajador de sus mil euros, que es todo su dinero. Ese trabajador se tiene que ir a su casa y prescindir de los doce mil euros que ganaba al año, para que otro señor se pueda meter en su bolsillo varios cientos de miles.
Y esto se ve correcto, nadie protesta, nadie alza la voz.
Otra forma de explicarlo: Cuando a un trabajador que gana mil euros al mes, se le baja el sueldo en un veinte por ciento, deja de cobrar 200€. Esa cantidad va a parar al bolsillo de un señor que ya gana varios cientos de miles de euros al año.
Ese sinverguenza, ese que se hace llamar empresario, 200€ se los gasta en una comida o en irse de putas y francachelas. O sea en mantener su nivel de vida habitual.
Para el trabajador, doscientos euros son una parte muy importante de su economia domestica.
Quien se lo quita, lo quiere, en muchas ocasiones, para gastos inconfesables.
¿Que no se creen lo de las putas? Les sorprenderia cuantos recortes sangrantes se estan haciendo en empresas muy conocidas, para poder mantener los gastos en sobornos, en francachelas, o en lujos estupidos de sus estupidos altos cargos.
Ordenarle sin mas a un trabajador, "firma aqui que vas a ganar menos", sin ningun tipo de formalismo, negociacion o contrapartida, es y sera una maldad enorme, por muy legal que sea.
Quien lo haga no se puede ofender, si se le considera, como minimo, un ladron.
Es malo y mala persona el empresario que baja el sueldo a sus trabajadores, sabiendo que el miedo a perder sus puestos de trabajo no les dejara protestar.
Es malo y mala persona el que despide a gente que gana mil euros al mes solo para poder mantener sus ganancias de cientos de miles.
Malo. Estamos tan acostumbrados a las palabras rimbombantes, que si dices de alguien que es "malo" suena infantil. Sin embargo a mas de uno habria que llamarlo simple y llanamente malo."Eres mala persona." o mas en castizo: "eres un hijo de puta"
No estoy hablando en abstracto, todos conocemos a personajes que merecen ser llamados asi y alguno de ellos, hasta hace poco, pasaban por ser bondadosos y desinteresados.
Bajar el sueldo a alguien por muy legal que sea, salvo que se tenga una razon muy poderosa, es una fechoria. Y aun teniendola, es tan grave la decision, que es imprescindible un pacto y un compromiso solemne entre las partes. Algunas empresas serias lo han hecho en otros sitios y les ha ido bien. No desde luego en esta tierra de tramposos.


Joaquin Bretones
Heidelberg julio 2014

El estremecedor silencio de los bondadosos. Razones para callar

Ante la maldad que nos rodea callamos por miedo, por timidez, y por inseguridad, pero sobre todo, callamos para pasar desapercibidos.
Callamos como en ese poema en el que se llevaron a los sindicalistas, a los obreros, a los judios y a los religiosos, y en el que los que no eran ni sindicalistas, ni obreros, ni judios, ni religiosos, no hicieron nada y miraron para otro lado, asi que para cuando les toco a ellos, ya era demasiado tarde.
Tambien callamos solo porque creemos que no sabremos hablar. Por un infantil miedo al ridiculo, miedo a que nos salga un exabrupto o peor aun a que ni siquiera sepamos explicar aquello que querriamos decir con tanta claridad.
Decimos que callamos por prudencia y por discrecion, pero mas bien se trata de miedo a destacar de entre la multitud.
Incluso es una cuestion de costumbre. Callamos porque estamos acostumbrados a callar.
No tememos tanto a las consecuencias de levantarnos y denunciar la maldad, como al ridiculo que podriamos hacer. Estamos seguros de que no sabremos hablar, de que resultaremos pateticos intentandolo, asi que bajamos la cabeza, y cerramos los ojos. Duele pero callamos.
Quisieramos alzar nuestra voz y protestar, no dejarnos pisotear por todo esa gente sin escrupulos. Nos imaginamos levantandonos y enfrentandonos a sus tejemanejes: diciendo "basta ya" y nos sentimos orgullosos de pensar asi. Nos decimos a nosotros mismos "eso es lo que yo haria, pero..." pero estamos seguros de que nadie nos seguira. De que seremos ignorados. De que nuestro esfuerzo y nuestro sacrificio no valdra para nada...
Asi que ¿de que valdra nuestro valor? ¿para que vamos a decir algo que nadie quiere escuchar?.
Y sobre todo callamos por miedo.
Todo esta pensado para enseñar a callar.
Crecemos oyendo “callate”, asi que no es raro que sintamos miedo de hablar.
Nos han educado para que guardemos silencio, para pasar desapercibidos, incluso para que reprobemos al que se atreve a hablar. No es extraño que miremos a nuestro alrededor, como si la cosa no fuera con nosotros; movamos los pies con incomodidad y guardemos un espeso silencio. Este mundo funciona gracias al silencio de la mayoria.
Nos han inculcado el miedo a dejarnos oir, porque si estuvieramos acostumbrados a levantar la voz cada vez que uno de nuestros derechos es pisoteado, o cada vez que vemos como se pisotea a alguien a nuestro alrededor, entonces esto dejaria de ser un lugar comodo para esos que quieren y pueden mandar y mangonear, sea del signo o del color que sean.
Esta sociedad solo es posible, porque se cuenta de antemano con el silencio de todos.
Aqui solo los locos se atreven a gritar
Nos han enseñado a tener miedo de destacar, para que ninguno se atreva a dar su opinion.
Callamos para que no se fijen en nosotros. Callamos porque tenemos la esperanza, vana, de que mientras nos mantengamos en el anonimato, no nos puede ocurrir nada malo.
Es la estrategia de los grandes rebaños de herbivoros en la sabana, o de los bancos de peces. Ser muchos, protegerse con el numero. Esperar que lo malo le ocurra a los demas. Confiar que entre tantos, es mas probable que el leon no se fije en nosotros y devore a otro.
No sobresalir. Si hablas, destacas.
Mejor permanecer callados y confiar en que no nos toque a nosotros...de momento.
A proposito de comparaciones con la vida animal, recuerdo un documental en el que unos leones atacan a una cria de bufalo, que durante unos momentos se habia quedado aislada de la manada. Contra todo pronostico, los bufalos regresan, atacan a los leones, los ponen en fuga y consiguen rescatar a la cria indemne. No es habitual, pero a veces ocurre que alguien se cansa de su papel de victima. Se levanta, se da la vuelta y se enfrenta al agresor.
Lastima que esa reaccion sea tan infrecuente que cuando ocurre nos sorprenda:
"Mujer se enfrenta a un ladron y consigue detenerlo".

El miedo es respetable y en muchas ocasiones util, al fin y al cabo, es un mecanismo de defensa que nos ayudaba a sobrevivir, pero mas alla de un cierto limite, el miedo nos paraliza y nos hace vulnerables. Cuando el miedo se convierte en costumbre, nos vuelve esclavos.

Es decir, que callamos por diversas razones, por timidez, por inseguridad, por costumbre, por miedo...si embargo, todas ellas nos dejan la reconfortante sensacion de vernos a nosotros mismos como buenos. Callados, pero buenos.
Pero ¿Estamos seguros de que somos "los buenos"?.
Y es que tambien se puede callar por indiferencia y por apatia. No se puede decir que sea el silencio de los buenos en absoluto.
Me refiero al silencio que procede de la indiferencia ante el dolor de los demas.
Hay demasiada gente a la que les da igual que los demas sufran. Mientras no les toque a ellos o a los suyos, no les importa el sufrimiento ajeno; simplemente no les afecta.
Esta actitud es mas comun de lo que nos creemos y creo que la confundimos a menudo con el silencio de los que de verdad podriamos llamar “buenos”.
Lo que llamamos el silencio de los bondadosos es, en ciertos casos, quizas demasiados, el silencio de los indiferentes.
Cada cual esta convencido de ser “bueno” y mas o menos, es verdad. Hay que reconocer que personas francamente “malas” son muy pocas. Lo que abunda es la “buena gente” la misma que, llegado el caso, mirara hacia otro lado ante las mayores barbaridades.
“El silencio de los bondadosos” es en la mayoria de los casos, el silencio de los que se encogen de hombros porque creen que la cosa no va con ellos, o al menos esperan que sea asi, mientras sepan guardar silencio y pasar desapercibidos: "a mi no me tocara", "si no me muevo, si no me hago notar, seguro que no se fijan en mi..."
Da igual si hablamos de un sacrificio humano, de echar a alguien por la borda o de despedir gente de una empresa...siempre seran demasiados los que prefieren mirar y callar con la esperanza de que a ellos nunca les toque. La realidad es que no funciona, al final les termina tocando y entonces miran con perplejidad e incredulidad a esos otros que, a su vez, permanecen callados.

Se dice que en el Pais Vasco, en la epoca mas dura de ETA, cuando se mataba un dia si y otro tambien, mucha buena gente miraba hacia otro lado porque estaba arraigado el pensamiento de que “algo habria hecho” la victima para merecer ese final. El muerto se convertia en el culpable y no sus ejecutores. Esta forma de pensar es miserable por partida doble. No solo es miserable echar la culpa al muerto de su propia muerte, ademas resulta especialmente cobarde el propio proceso mental de encontrar culpable al muerto para no tener que levantar la voz contra el autentico verdugo, que esta vivo, no vaya a ser que venga a por uno mismo.
Mucho se ha escrito sobre ese peculiar fenomeno sociologico de culpabilizar a la victima, pero lo que me interesa es que casi siempre y con honrosas excepciones se ha argumentado como si fuera una vileza exclusiva de ciertos vascos, como si se tratase de una deformacion singular de Euskadi. Cuando es una debilidad comun a todos los pueblos y culturas; casi una manifestacion propia de la cobarde condicion humana: si pienso "algo habra hecho la victima para merecerselo", la alejo de mi y de paso, me siento liberado de la necesidad de tomar partido. No es necesario que haga, ni diga nada. Si pienso “el se lo ha buscado” puedo seguir con mi silencio y con mi pasividad. Se trata de algo que solo atañe al que mata y al muerto. Puedo continuar con mi vida placida, como si no hubiera ocurrido nada.
Por el contrario, si siento a la victima como a un igual, si la siento como a alguien identico a mi, alguien que no ha hecho nada para merecer ese castigo enorme, mi silencio cobarde y vil. Y peor aun, yo se que estoy siendo cobarde y vil y me siento mal si no hago nada...pero el miedo no me deja actuar, de manera que no me puedo permitir el coste emocional de pensar de esa manera...

Puede parecer exagerado pero hasta hace muy poco tiempo esto era real y estaba a la orden del dia. Es algo con lo que se han tenido que enfrentar cientos de miles de vascos cotidianamente.
No es una situacion ideal, ni teorica, ni lejana. Es algo con lo que mucha gente tuvo que vivir cada mañana. Pensar que ese muerto tendria alguna culpa, como forma de vivir con el miedo. Es una de esas situaciones en las que el silencio resulta estremecedor.
Miles de articulos, de ensayos, han querido hacernos creer que quien asi actuaba, quien callaba se convertia en complice de ETA, pero ¿eso es cierto? ¿no eran personas identicas a ti y a mi?¿no hubieramos hecho nosotros lo mismo?. Quien asi actuaba lo hacia movido por el miedo y si algo hemos demostrado el genero humano en miles de oportunidades diferentes es que tenemos miedo. Pero aunque eso no nos convierta en complices de los malvados, deja bien patente lo que somos, unos pequeños cobardes, que queremos proteger lo que tenemos a costa de cualquier cosa.

Esta es solo la forma suave de verlo. La otra forma de entenderlo, la mas dura, es que malvados somos todos, lo que nos distingue es que la gran mayoria nos limitamos a callar mientras creamos que las cosas no nos afectan; por supuesto, si comenzamos a pensar que lo que hacen los malvados nos beneficia francamente entonces ademas nos pondremos a aplaudir entusiasmados.
La Alemania que hizo posible el triunfo del nazismo solo se puede entender desde esa optica.
Por eso es injusto que se la haya estigmatizado como si aquel comportamiento colectivo fuera una caracteristica germanica peculiar. Ni mucho menos. Cualquier pueblo es suscepible de portarse igual. Basta que crea que se va a beneficiar haciendolo. Los buenos y honrados ciudadanos alemanes salian a vitorear al nazismo porque estaban convencidos de que les favorecia.
Eso es lo terrible de la situacion, basta que alguien piense que obtendra un beneficio para que aplauda ante las mayores barbaridades.
Eso mismo se ha reproducido en la propia Europa cincuenta años despues en los Balcanes y a poco que nos descuidemos podemos volverlo a vivir en cualquier territorio nacional.
La xenofobia es un fantasma muy real en la presente situacion. Ahora se dan las condiciones idoneas para que los desaprensivos hagan su caldo gordo acusando a los extranjeros de todos los males. Y la mayoria silenciosa callara pensando en obtener su propio beneficio.

Sea por una razon o por otra, el silencio nos envuelve. Los “malvados” son muy conscientes de ese silencio; saben que nadie alzara su voz , que nadie se opondra. Estan convencidos de que si alguien lo hiciera, el resto lo ignoraria e incluso contribuiria a silenciarlo. Quien esta dispuesto a actuar mal en cualquier ambito, sabe que el problema no sera nunca que nadie alce su voz para detenerlo. Siempre que se mantenga dentro de la legalidad, aunque sea por estrecho margen, o que si va mas alla, sepa ocultar su rastro, no pasara nada porque nadie se levantara y dira:
eso no es correcto, eso no esta bien y no debemos tolerarlo.
Es verdad que es humano tener miedo, pero si aumentaramos nuestra capacidad de empatia, quizas aprendieramos que juntos podriamos lograr mucho. Es como la anecdota de los bufalos y los leones. Una manada de leones es mas mortifera que un rebaño de bufalos, pero si todo el rebaño actua de comun acuerdo no hay ninguna manada de leones que se les pueda oponer. Los leones solo ganan porque cuentan a su favor con la pasividad de los bufalos.
Desde luego, si osaramos oponernos a todos esos que dia a dia llenan el mundo de maldad, ganariamos mas que quedandonos callados y quietos.

Joaquin Bretones
Heidelberg julio 2014

El estremecedor silencio de los bondadosos. Para que triunfe el mal solo hace falta...

Para que triunfe el mal solo hace falta que los hombres buenos no hagan nada.
Edmund Burke, escritor y politico irlandes s. XVII
Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos,
como del estremecedor silencio de los bondadosos.” Martin Luther King s.XX

Entre la frase de Edmund Burke y la de Martin Luther King hay unos doscientos años de diferencia. El sentido de ambas, sin embargo, es muy parecido. Las dos se refieren a un problema que debe de ser tan viejo como la sociedad humana: hay quien hace daño a los demas, eso que con frecuencia llamamos “el mal” y hay quien es inocente, pero no hace nada por evitar que el mal se haga.
Siempre me ha llamado la atencion la version de M.L. King por el uso que hace del adjetivo “estremecedor”. Y en efecto, si lo pensamos, produce escalofrios contemplar como todos vivimos plenamente convencidos de pertenecer al bando de los buenos y como siempre callamos y aplaudimos con discrecion ante los desmanes de los perversos.
La historia de la humanidad no es más que un largo silencio ante los abusos de los poderosos y pora quien abrigue alguna duda sobre ello, se le puede recordar que hemos tenido la suerte de nacer en el siglo XX y por lo tanto de ser testigos cercanos de algunas de las mayores atrocidades de la historia y algunos de los silencios mas clamorosos.
Acontecimientos que deberian de estremecer al mas gelido y que han dejado bien patente la trágica verdad que encierran las dos frases que dan pie a esta reflexion:
Lo peor es el silencio en el que convivimos. Ha habido muchos, demasiados, testigos de crueldades inmensas y no han pestañeado siquiera. Ninguno ha perdido un minuto de su sueño.
Si tuvieramos que movilizarnos ante todas las maldades de nuestro mundo, el dia seria una constante manifestacion y no hariamos otra cosa. Si aprovecharamos cada oportunidad para protestar contra la maldad de los tiranos, no nos bastarian las veinticuatro horas del dia.
Sin embargo, quizas seria suficiente con que aprendieramos que no somos buenos porque creamos serlo y que nuestro eterno silencio nos convierte en complices y por lo tanto en culpables minimos y despreciables, pero culpables al fin y al cabo.
Quizás al sabernos manchados por los crímenes de los perversos, conscientes de una parte infima de culpa ante tantas maldades, entonces hiciéramos algo para que dejaran de cometerse.
La version que se pone en boca de Einstein de la misma cita dice:
El mundo es este desastre que veis, no tanto por los problemas creados por los malvados, como por la pasividad de los justos, que se dan cuenta, pero no hacen nada.”
...Que se dan cuenta, pero no hacen nada. Otra vez: ...que se dan cuenta, pero no hacen nada. El matiz que añade es tremendo.
Pone el acento en que “los justos” si que se dan cuenta, solo que no hacen nada para remediarlo y que eso, es lo que hace este mundo tan desastroso. Quizas, pensaria Einstein, porque aunque los malvados hicieran cosas perversas, si los justos, que son muchos mas, las arreglaran, este mundo no seria tan malo. Es la pasividad de la buena gente la que condena al mundo a ser un lugar horrible.
La version de Einstein no nos deja el refugio de la ignorancia, ni nos permite la ambigüedad de carecer del conocimiento suficiente para diferenciar entre el bien y el mal. No. Afirma que miramos, nos percatamos de lo que ocurre y optamos por no hacer nada. Nuestro silencio, en este caso, es el silencio del complice. El de aquel que por indiferencia o por interes, calla y observa esperando obtener algun beneficio o al menos, no salir perjudicado.
Tengo la sospecha de que el mundo no esta dividido entre “perversos” que ejecutan maldades y “buenos” que las contemplan silenciosos y las padecen.
Mas bien parece que estuvieramos ante un espectaculo pactado:
Los “malos” solo resultarian ser aquellos a los que no les importa mancharse las manos, mientras que el grupo de esos que prefieren llamarse “buenos”, estuviera formado por todos aquellos a los que la suciedad les provoca cierto repelus, pero que en ningun modo desdeña los beneficios que la mierda produce.
Y si nos atrevemos a ser menos prudentes, podriamos incluso suponer que casi cualquiera de los “justos” podría acometer las mismas monstruosidades que los peores criminales, si tuviera la oportunidad y las herramientas y se encontrase en situación de hacerlo. La banalidad del mal ha sido llamado.

La responsabilidad colectiva
Solo si enfocamos las barbaridades de la humanidad en los ultimos años con un sentido de responsabilidad colectiva, podremos comprender como han podido ser cometidas.
Para entender como han sido posibles tantas atrocidades tendremos que reconstruirlas mentalmente no como la culpa de una nacion o de un grupo de individuos, sino como algo en lo que todos hemos participado de una u otra forma, y solo asi podremos llegar a entenderlas realmente.
Es un error pensar que todas las maldades se deben a ciertas personas particulares, sin las cuales nunca hubieran ocurrido y que todos los demas miraban, deseando poner solucion, pero incapaces de hacer nada. En terminos generales y con muy contadas excepciones, aquellos que han ejecutado los peores crimenes no eran distintos de cualquiera de nosotros, solo que ellos estaban alli. Podríamos haber estado en su lugar y quizas habríamos hecho exactamente lo mismo o muy parecido. Eso es quizas lo mas terrible. No es una forma de quitar horror a los actos criminales, sino un intento de comprender que el primer paso para poder rechazar de pleno la maldad, es saberse participe de ella. No sentirla como algo externo y ajeno, sino ser conscientes de que los malos y los buenos somos una misma cosa.
No se trata de compartir la culpa, para asi hacerla mas llevadera, sino de saber reconocer dentro de nosotros, esos gestos minúsculos que podrian terminar desembocando en grandes atrocidades.
Es posible que lo que a menudo nos hace tan letales no solo como individuos, sino tambien como especie, sea el convencimiento que encontramos en cada uno de los miembros de la humanidad de pertenecer al bando de los buenos. Cada persona esta convencida de su bondad como individuo y de que su grupo, fraccion, pueblo o pais es el bueno. Algo asi como decir “puesto que estoy aquí, este es el lado bueno” “puesto que soy de esta nacionalidad, esta es la que lleva la razon” es como si aplicaramos de manera automatica una especie de principio antropico pervertido: “justo el lado en el que yo estoy es el correcto” o bien algo levemente peor: “este lado es correcto porque yo estoy en el”.
Es esa infundada creencia ferviente en estar haciendo las cosas bien lo que nos vuelve tan peligrosos.
Quienes dudan de su bondad o de su razon, consiguen, aunque sea en pequeñas dosis, no ser al final tan malos. Por el contrario, quienes ejecutan las atrocidades mas abominables, suelen encontrar argumentos para considerarse a si mismos buenos y a sus actos justificados y necesarios. No en vano las peores fechorias siempre se han cometido en nombre de los valores mas elevados, Dios o Patria y por personas a las que la mayoria de sus conciudadanos consideraba excelsos y honorables.

Creo que si pudieramos introducirnos en el interior de cada individuo, hasta donde ellos mismos se conocen, seria interesante constatar la minuscula cantidad de personas que, sabiendose mala, siguen obrando el mal a conciencia. Un numero despreciable.
Casi nadie se sabe malo. Eso solo ocurre en la ficcion de baja estofa. A lo sumo, habra quien sospeche no ser bueno y precisamente por esa sospecha es posible que sea mucho mas cuidadoso con lo que hace.
Lo frecuente es ese tipo de persona a quien ni le importa lo que es, ni se va a molestar en preguntarselo nunca. Un psicotico, no se sabe malo, ni tampoco bueno, simplemente no piensa en ello. La mayoria de los psicoticos ni siquiera distingue, en la practica, entre bueno y malo, por la sencilla razon de que no piensan nunca en esas cosas “tan filosoficas”. ¿Cuánta gente se pregunta a si mismos si estan obrando bien o mal? A lo sumo un ligero temblor anecdotico, pura retorica.
¿Cuantos se atreverian a ir un poco mas alla de las disculpas y los tapujos?
Eso si, hay quien se pregunta si esta haciendo bien, solo para poder confirmar lo que ya sabia: “soy bueno”, “yo estoy con los buenos y por tanto lo que hago es bueno”.
Es verdad que resulta mas frecuente quien no se lo pregunta jamas y no por ello es un enfermo mental. Tenemos tan arraigado que solo podemos ser buenos, que la mayoria de las personas nunca llegan a dudarlo. Simplemente lo dan por supuesto:
Estoy aquí, luego este es el lado de los buenos”.

Estoy seguro de que incluso aquellos que se han detenido a pensar en las palabras de Martin Luther King, y en las implicaciones que tienen, han llegado a la conclusion inmediata de que ellos si que eran buenos, aunque quizas tambien se hayan concedido que hayan callado con demasiada frecuencia ante los crimenes de los malvados, pero, al fin y al cabo esa es una debilidad disculpable, se consuelan. ¿cuantos, pensando en la frase, han llegado a la conclusion de que ellos podrian ser parte de esos “malos” a los que les aprovecha el silencio de los “bondadosos”?

Si algun dia comenzara a cundir por todos lados el convencimiento de que creerse “bueno” es un peligrosos autoengaño sin ninguna justificacion, es posible que estuviera cercana la epoca en la que hubiera razones para soñar con una humanidad mejorada.
No creo que eso tenga visos de ocurrir por ahora o en un futuro cercano.
Mientras tanto el mundo se va llenando de gente que cree ser buena y que calla ante las manifiestas maldades de unos pocos que, a su vez, tambien piensan de si mismos que son buenos y que obran por los mejores motivos. Incluso sienten que su “trabajo” beneficia a esa gran masa silenciosa, por la cual se sacrifican.
Si le preguntaramos a cualquier “malvado” todos, sin excepcion, sabrian dar una razon bondadosa, generosa y altruista a sus actos perversos y esas razones serian tan convincentes que muchas de ellas hasta las compartiriamos: Los malvados son expertos en actuar en nombre de Dios, de la Patria, de la Humanidad y hasta de la Ciencia o la Economia, pero siempre con sustantivos grandes y con mayuscula...mayuscula de gravedad, mayuscula de peligro.
Hoy nadie confiesa hacer nada por poder, por dinero, por sexo...no me refiero a lo que dicen, sino a lo que se reconocen a si mismos. Hasta el peor de los tiranos cree estar haciendo las cosas en nombre de algun fin elevado.
Y asi nos encontramos de vuelta otra vez con el “estremecedor silencio de los bondadosos”. Lo que resulta inquietante en las citas de Einstein, de Bruke o de King no es que nos recuerden que hay “bondadosos” y “perversos”, sino como destacan el silencio en el que convivimos y la complicidad en la que nos movemos.
Sospecho que los tres autores, por debajo del sentido obvio de la frase, quisieron recordarnos que no somos tan buenos como nos creemos, puesto que con nuestro silencio ayudamos a que el mal prospere. A menudo resulta comodo creerse ignorante y poder aducir que “no sabiamos nada”.
En materia de bondad y maldad, lavarse las manos con frecuencia no sirve para tenerlas mas limpias.

Pero ¿de que "Maldad" estamos hablando?
¿De los crimenes de Hitler? ¿de la caza de brujas? ¿de las limpiezas etnicas de los Balcanes o de las deportaciones de Stalin? ¿de los Jemeres Rojos?¿de Irak?.
De todas esas enormes, desmesuradas maldades se ha hablado hasta la saciedad, aquí quiero hablar de esas otras "pequeñas" maldades cotidianas y triviales que nos encontramos a la vuelta de cada esquina. Maldades con las que nos topamos cada dia y a las que estamos tan acostumbrados que ni siquiera vemos.
Pensar en grandes situaciones, como guerras, dictaduras, sistemas totalitarios y demas, hace que tendamos a creer que esas son las unicas manifestaciones posibles de la maldad y dado que su escala es muy superior a las de las persona normales, como tu y como yo, todos tendemos a consolarnos pensando que es imposible hacer nada util contra ellas y que todo lo que conseguiriamos intentandolo serian posturas esteticas, sin resultados practicos posibles. Pensar que la maldad se circunscribe a esos ambitos desmesurados, facilita que nos encojamos de hombros y nos sintamos impotentes ante ella y que, por tanto, recurramos al conformista: "asi son las cosas ¿que le vamos a hacer?".
La Maldad parece siempre estar en sitios grandes y lejanos en el tiempo y el espacio.
Sin embargo las mayores maldades empiezan en algun sitio infimo y proximo. A veces en banalidades, en cuestiones que pueden parecer tan triviales, que ni siquiera reparamos en ellas; en gestos minimos y en situaciones con los que convivimos pero que, sumados, van construyendo de manera inexorable un mundo lleno de pequeñas perversiones. Un mundo en el que cuando nos encontramos con algo verdaderamente bueno nos llama la atencion y lo consideramos noticia.
Las grandes campañas racistas comienzan por el silencio ante un unico comentario xenofobo o por reirle la gracia a un estadio de futbol que grita "negro" como si fuera un insulto. Se comienza a perseguir a la gente, cuando no reaccionamos ante un gesto de intolerancia.
El capitalismo salvaje no es una teoria lejana, practicada por grandes corporaciones, anida y esta presente en cada empresa que se aprovecha de un resquicio de la ley para perjudicar a sus trabajadores.
Los atracadores, tironeros, falsificadores, butroneros y ladrones de diverso pelaje no son los unicos delincuentes que se dedican a robar, esos son los que salen en los informativos y en los periodicos, pero alrededor nuestro se mueven chorizos y ladrones que roban con todo el descaro y a los que nadie se le ocurriria llamar nunca ladrones.
Todos conocemos unos cuantos.
Esa es la autentica y omnipresente “Maldad” de la que estoy hablando y la que me parece mas peligrosa, porque suele enquistarse, como un virus, en el interior de cada uno de nosotros, esperando con paciencia el momento de manifestarse y cuando lo hace, no es con un gesto grandioso y unico, lo mas frecuente es que lo haga cuando somos parte de la multitud y cuando los alaridos de la masa nos impiden oir nuestra propia voz.
Hablo de esa maldad cotidiana, que en ultima instancia explica las peores barbaridades.
Hablo de una maldad infima y diaria con la que nos encontramos por doquier y hace que resulte tan estremecedor el silencio de todos los que sin ningun motivo creemos ser buenos.

Joaquin Bretones
Heidelberg – julio 2014