viernes, 19 de abril de 2013

Luces de Cajamar

Ayer pase delante del edificio central de Cajamar a eso de las nueve de la tarde. Ya no quedaba nadie, estaba vacio si exceptuamos el personal de seguridad y sin embargo estaba todo iluminado. Montones de luces, en las ventanas, en los despachos, en las escaleras y hasta fuera, en el porche de la entrada...un edificio entero orgulloso de si mismo, satisfecho de saberse bello. Un toque chocante de alegria luminosa, en este panorama triste y oscuro...y nadie que apagara tanta luz.
No vi ningun pobre hombre enloquecido correteando por los pasillos fuera de si, cerrando interruptores, mientras masculla fuera de si "hay que ahorrar, hay que ahorrar, hay que...". Pobrecillos esta pobre gente de Cajamar que no tienen presidentes pequeñitos cuya principal cometido sea apagar luces, para que el coco de la crisis no venga y se los coma.
Pobrecillo ese empresario loco que olvido lo poco que supo entre estupideces y disparates, superado por una realidad que nunca llego a entender. No es que antes haya sido muy listo, pero ahora solo sirve para apagar luces...y provocar el terror entre sus empleados. Solo eso sabe hacer. Esa es su
gran aportacion. Crear oscuridad, para no tener que ver la miseria en la que vive. Fabricar un refugio de tinieblas, para que nadie pueda ver como se atropellan dignidades y se abusa de las personas. Oscuridad para lo mismo de siempre, para ocultar mentiras, basura y terrores.
Lastima de desvarios que tantos tienen que pagar.
Pobre locura de dueño-amo despota y loco que solo conduce a la ruina.

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